

El espejo ajeno
Una mañana cualquiera, frente al espejo, un hombre se encuentra con su reflejo ajeno. Ya no es el pibe de las figuritas ni el hijo de nadie, sino alguien que aprendió a vivir con la ausencia. Pero hay recuerdos que no se rinden. Mandarinas, mates y una esperanza sencilla: que los viejos vuelvan, aunque sea un ratito.
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El almacén del amor
Una madre convierte el comedor familiar en almacén, con helado en cubeteras, galletitas en lata y libretas que nadie pagaba.
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El pintor que no movÃa los muebles
Cada vacación, los hijos vuelven y los padres activan el ritual: mamá supervisa y papá pinta la casa. Lo curioso es que, para evitar descolgar y volver a colgar mal, papá pinta alrededor de los cuadros y muebles. Esto deja capas de color (anillos familiares) y manchones del pasado que solo se ven al moverlos. A pesar de los parches, la casa los abraza con amor y las marcas de su historia.
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El último partido
Rubén Ledesma, ex jugador de PacÃfico, revive en su memoria el gol que cambió su vida en la final de la Liga del Sur de 1978.
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GUATAPLIS
Una madre misionera, quince hermanos, una cama que desaparece, y un conjuro doméstico llamado Guataplis. Este relato mezcla humor, ternura y memoria para contar cómo una mujer sin filtros, pero con un radar infalible para el peligro, protegÃa a su hijo a fuerza de impulsos y amor salvaje. Lo que parecÃa una intromisión terminó siendo un escudo. Y esa palabra mágica, que una vez ofendió, hoy consuela.
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Austin y el bolso de la loca linda
Austin no era un perro, sino un señor, un bichón frisé con modales diplomáticos. Para viajar o entrar en lugares prohibidos, se convertÃa en un polizón silencioso dentro de "la loca linda", un bolso chillón. Su dignidad para infiltrarse y su paz de ser amado definen a este compañero, cuyo recuerdo perdura en el crujido vacÃo de aquel bolso.
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Cuando papá se sacó la capa
Un relato sobre héroes de carne y hueso. La infancia nos hace ver a los padres como invencibles, hasta que un dÃa descubrimos que también se cansan, se equivocan y dudan. Lejos de derrumbar el mito, esa revelación los vuelve aún más grandes.
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Ser feliz, sin photoshop.
La felicidad no es una postal perfecta. Es aceptar la sombra, el quilombo… y seguir tocando la guitarra.
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TodavÃa enseñan
Este texto es un homenaje Ãntimo a la presencia silenciosa de quienes ya no están, pero nunca se van del todo.
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Papi, no te escucho...
Una historia de amor contada en gestos y silencios. Un juego Ãntimo que sobrevivió al paso del tiempo, y que él siguió jugando incluso cuando ya no estaba ella para mirarlo.
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