top of page

El mesero, el silbido y el idioma de Curuzú

  • Foto del escritor: Raul oscar López
    Raul oscar López
  • 1 oct
  • 1 Min. de lectura

Verano del 2001. El país era un horno político, pero en Curuzú Cuatiá los chicos solo pensaban en dos cosas: vacaciones y carnaval.


Mis sobrinos Juanma y Martín vinieron desde Río Gallegos con sus papás, César y Gloria, a pasar unos días. Venían con abrigo mental y modales del sur, pero el calor los convirtió rápido en litoraleños.


Como era temporada de comparsa, se sumaron a la Tova Rangá, que organizaban Laly y Fito con más entusiasmo que presupuesto. Fede, uno de los hijo de ellos, tenía la edad justa para ser anfitrión local y guía turístico emocional.


Una noche, los tres salieron con los grandes a tomar algo a un bar frente a la plaza. Mesa de plástico, soda tibia, luces de neón que zumbaban como mosquitos flacos. Y un mozo que no aparecía ni por amenaza.


Los chicos, con hambre y sed, ya impacientes. Y ahí, los de Río Gallegos, formales y educados, empiezan a decir:


—¡Mesero! ¡Mesero!


Fede los mira con cara de “¿qué dijeron?”


—¿Cómo le dicen? —pregunta, desconfiando.


—Mesero —responde Tin, como si estuviera en un hotel de Punta Cana.


Fede agarra el vaso, se reclina en la silla, y con toda la sabiduría de la calle curuzucuateña contesta:


—Ah no, acá lo llamamos así: “¡Eh! (silbido largo)… ¡Eh, acá!”


Y acto seguido, lo hace. Silba, grita, y el mozo gira la cabeza como si lo hubieran tocado.


Juanma y Tin lo miran fascinados. Otro idioma. Otro país. Otra lógica.


Porque una cosa es aprender español.


Y otra muy distinta es entender cómo funciona Curuzú Cuatiá en verano.









2 comentarios

Obtuvo 0 de 5 estrellas.
Aún no hay calificaciones

Agrega una calificación
Invitado
02 oct
Obtuvo 5 de 5 estrellas.

Jajaja...muy buena Emilio!!!

Me gusta

Invitado
02 oct
Obtuvo 5 de 5 estrellas.

La sabiduría de Renato

Me gusta
Quién Está Detrás del Blog

RAUL O. LOPEZ

Nací en San Isidro, Córdoba, pero hace años ando instalado en Bahía Blanca.
No me defino como escritor de manual: soy más bien un coleccionista de historias. Algunas me pasaron, otras me contaron y unas cuantas me las inventé para que la vida sea más entretenida.

 

Un día me crucé con la vida olvidada de un granadero de San Martín y terminé escribiendo una novela histórica:

 

Bogado: El Héroe que No Nombran.

 

Eso me enseñó que las mejores historias no siempre están en los libros, a veces están escondidas en un cajón o en la sobremesa de un domingo.

Este blog es mi patio.

Vas a encontrar relatos, recuerdos, ficciones y esas anécdotas que se cuentan bajito, como para que no se escapen.
Algunas te harán sonreir, otras quizás te dejen pensando.

Pasá, sentate y ponete cómodo, dale...

Y si algo de lo que leas te toca, aunque sea un poquito, contámelo.

Porque escribir es lindo, pero compartirlo es mucho mejor.

Si te gustó, ya sabés que hacer...

Acá termina. Y no, no hay escena postcréditos como en Marvel.👋

2025 Raúl Oscar López - Todos los derechos reservados.

bottom of page