“No hay nada que hacer”, había dicho el médico, y esas palabras quedaron colgadas como telarañas en el techo del recuerdo. Él las...

Semanas después de la partida de su perro, sus dueños siguen encontrando sus pelos blancos por toda la casa. El silencio es un vacío, pero cada pelo es una reliquia, un rastro del amor perdido. La esperanza absurda es que, juntando suficientes, puedan armar al perro otra vez, conservando así un fragmento de su calor.

Pablo, el camillero silencioso, y Valentina, la residente agotada, se encuentran en los pasillos de un sanatorio. Sus vidas, atrapadas en matrimonios y la cruda rutina, convergen en miradas, un vaso de agua y un fugaz abrazo no correspondido. Años después, cuando todo parece perdido, el destino les da una segunda oportunidad. Una historia de amor que se guarda como una radiografía vieja y florece solo cuando ya no hay nada que perder.