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El gol que nadie gritó

  • Foto del escritor: Raul oscar López
    Raul oscar López
  • 17 sept
  • 2 Min. de lectura
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En Villa Mitre había una canchita chueca. Tan chueca que el arco norte estaba más bajo que el sur, y cuando llovía se inundaba solo del lado izquierdo. Ahí jugábamos todos. Los gordos, los flacos, los que sabían y los que se creían Kempes.

Una tarde apareció un viejo con una pelota de cuero marrón. Nadie lo conocía. Ni siquiera sabíamos de qué barrio era. Se paró en la mitad de cancha y dijo:

—Yo juego de nueve.

Nadie discutió. Se ganó el puesto como se ganaban las cosas antes: con voz firme y cara de haber visto demasiados partidos.

Arrancó el partido y al rato nomás le tiramos un centro. El viejo saltó como si tuviera veinte años menos y metió un cabezazo que rompió la red. Golazo. Pero nadie gritó. Nos quedamos todos mudos. Porque en ese salto vimos algo raro: el viejo quedó suspendido más tiempo del que es humanamente posible.

El árbitro improvisado —un vecino que siempre hacía de juez porque no corría ni para el colectivo— se agarró la cabeza y dijo bajito:

—Ese gesto yo lo vi antes.

Y entonces nos cayó la ficha. En el club, en los diarios viejos, en los cuadros amarillentos… ese mismo cabezazo estaba en una foto de los años 50. El viejo era idéntico a un delantero que había muerto en un accidente de ruta, de regreso de un partido.

Cuando lo buscamos, ya no estaba. Ni la pelota. Solo quedó el arco roto y un silencio raro, como si el barrio entero hubiera visto un milagro.

Desde entonces, cada tanto alguien dice que, si jugás de noche en esa canchita chueca, podés escuchar un grito apagado: el gol que nadie gritó.

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Eduardo López
Eduardo López
18 sept
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Muy bueno...el goleador fantasma!

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Quién Está Detrás del Blog

RAUL O. LOPEZ

Nací en San Isidro, Córdoba, pero hace años ando instalado en Bahía Blanca.
No me defino como escritor de manual: soy más bien un coleccionista de historias. Algunas me pasaron, otras me contaron y unas cuantas me las inventé para que la vida sea más entretenida.

 

Un día me crucé con la vida olvidada de un granadero de San Martín y terminé escribiendo una novela histórica:

 

Bogado: El Héroe que No Nombran.

 

Eso me enseñó que las mejores historias no siempre están en los libros, a veces están escondidas en un cajón o en la sobremesa de un domingo.

Este blog es mi patio.

Vas a encontrar relatos, recuerdos, ficciones y esas anécdotas que se cuentan bajito, como para que no se escapen.
Algunas te harán sonreir, otras quizás te dejen pensando.

Pasá, sentate y ponete cómodo, dale...

Y si algo de lo que leas te toca, aunque sea un poquito, contámelo.

Porque escribir es lindo, pero compartirlo es mucho mejor.

Si te gustó, ya sabés que hacer...

Acá termina. Y no, no hay escena postcréditos como en Marvel.👋

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