

Cuando dejé de estar
Milagros deja de verse en el espejo y, en su lugar, aparece una versión de sà misma más hermosa, limpia y cruel. La figura roba sus gestos, su vida y, finalmente, su lugar. Un relato de horror Ãntimo y asfixiante, donde la belleza es un arma y el reflejo es quien decide quién merece existir.
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